miércoles, 12 de noviembre de 2014

Entrevista A: Don Odir Gutierrez - 74 años

¿A qué se dedicaba su esposa?

Mi señora es artesana, ella pintó 2 cuadros.

¿Siempre se ha dedicado a eso?

Bueno, ella desde que yo la conocí fue costurera, hacía vestidos de novia, de primera comunión, de bautizo, hacia camisas, jackets reversibles, tenía un contrato en una boutique de Cartago con ropa, jackets…sí, después dejó la costura porque le salió un daño en la columna de estar sentada por lo que se dedicó a las manualidades, ella en las manualidades es una artista. Porque aquí, aquí en Orosi la admiran mucho por ser tan inteligente, incluso ella les da a manualidades a los adultos mayores del grupo de acá. Nosotros estamos en el grupo.

¿Qué recuerda usted de la población de Orosi en su niñez y juventud?

Yo conocí Orosi en mi niñez como una zona cafetalera, acá donde estamos sentados (su casa) era un cafetal…habían unas cuantas casitas y se puede decir que cada 400 metros de distancia había otra casa. En donde se veía un grupo de casas era porque era de los dueños de las fincas que tenían varias casas para mantener a los trabajadores y darles dónde vivir y qué comer.

En el tiempo en el que se crió cuando era niño todos estaban descalzos, nosotros no sabíamos lo que eran los zapatos porque vivíamos una vida de mucha pobreza, incluso recuerdo que no tomábamos café sino agua dulce con un banano sancochado lo que llaman cocinado en agua con sal y con eso desayunábamos a veces por la pobreza y el dinero costaba verlo porque los salarios en ese entonces eran muy bajitos. En el pueblo no había luz eléctrica…nada…era totalmente oscuridad.

¿De hace cuántos años estamos hablando?

Bueno, vamos a decirles, tal vez 65 años. Porque yo tengo 74 y cuando yo me criaba, que era en la Revolución de Calderón y Figueres; en esa época yo tenía 8 años. Yo veía sus camiones raros que pasaban con soldados y rifles y uno se asustaba, le daba miedillo. Si, en esa época se estaba viviendo una época bastante difícil para los papás de uno; porque anteriormente, desgraciadamente como no había entretenimiento, se llenaba mucho de familia; al menos en mi casa éramos 14 con nuestros papás y había gente que eran 20 o 18, como le digo no había entretenimiento, televisión (risas); todo era oscuridad y el que tenía radio decía que lo manejaba con una batería seca, se enchufaba para escuchar radio. Y los que no teníamos, nos íbamos donde hubiera un radio para escuchar música.

Recuerdo yo, porque yo vivía después de aquel puente que pasaron ustedes, que llamamos puente negro, la finca que sigue que es puro café, hay unos árboles secos, yo me crié ahí, desde la niñez a la juventud se puede decir. Recuerdo que en una finca lejos de aquí, hicieron un galerón grande y trajeron un televisor y cobraban 15 céntimos para ver televisión. Nosotros pagábamos para ir a ver películas o fábulas que era lo que le ponían a uno, era totalmente oscuro, ya a las 6 de la tarde había que estar en la casa, porque era totalmente oscuridad.

De vez en cuando nos reuníamos un grupo de chiquillos a contar chiles, nos entreteníamos un rato, pero rapidito para la casa, porque los papaces de antes eran exigentes, ellos le decían: -bueno a tal hora viene…- y si no lo iban a traer de las orejas o como fuera; ya ahora no, totalmente cambio…

Aquí lo que eran cafetales, eso lo apearon y hicieron urbanizaciones, ahora aquí se puede decir que es una barbaridad, ha avanzado tanto el tiempo de esa época, que nosotros no conocimos la mariguana ni nada de esos vicios raros, y hasta ahora que tengo 74 años no los conozco, pero hay bastante. Mientras fue pasando el tiempo, se fue soltando esa carajada, aquí hay mucha gente que fuma de eso y lo peor es que personas mayores involucran a niños de escuela, se ha hecho todo lo posible, pero no es posible que a los cabecillas, los que venden eso no los pescan, no los agarran.

Nosotros en el tiempo libre, en las tardes, el entretenimiento era jugar trompo, chumicos…

 Después había juego de trompos, picar mancha, que era digamos yo tiraba el trompo y los demás, le tiraban a darle, y cuando uno no pegaba ese trompo, entonces le quitaban el trompo de uno y algunos tenían un trompo especial con el clavo de este tamaño (lo muestra con sus manos), el puyón que llamábamos nosotros, donde baila, era largo, lo agarraban y le hacían huecos por todo lado, ese era el perdedor, y era eran juegos muy bonitos, muy tradicionales, muy bonitos.

Otro juego que teníamos nosotros; no es como ahora que lo mandan a usted a hacer un mandado y corre y coge la bicicleta, verdad, y va a hacer el mandado en bicicleta, ahora ya a lo moderno, anteriormente no, a los estañones les sacábamos la parte del filo de arriba y la parte del filo de abajo, quedaba una ruedita, una rueda, un círculo, grande, tal vez como un círculo del grueso de este dedo, hacíamos con alambre un gancho y eso era lo usábamos como bicicleta nosotros, nos decían vaya a la pulpería y me trae una peseta de achiote u una peseta de manteca, entonces agarraba uno la rueda, enganchaba el gancho y se iba a hacer el mandado.

Yo recuerdo que yo vivía tamaño poco largo y yo no duraba nada para venir a la pulpería y llevarle a mi mamá el mandado, porque uno con la rueda se entretenía y como no había, como no habían carros, las calles que habían eran, bueno esa si ha existido desde que yo recuerdo esa calle si estaba pavimentada, la principal, nada más estaba pavimentada porque esa iba a dar a una finca de los Calderón, de los Guardias, Rafael ángel Calderón era el dueño de esa finca entonces había asfaltado esa calle, pero las demás eran calles lastreadas, eran de barro y como no habían carros, usted agarraba la rueda y tranquilo porque no se tomaba uno ni un carro, aquí los únicos que tenían carro eran los finqueros, pero no carros modernos sino que antiguos, las ruedas eran de aro, como ver una llanta de bicicleta y carros, bueno tal vez en algunas cintas ha visto a este actor, uno que andaba con un bordoncillo ahí, Charlie Chaplin, ahí salían mucho esos carrillos, esos eran los carros que habían aquí, para ir a Catago, aquí se viajaba en carreta o en caballo, por un camino de lastre, no llevando esta carretera sino que al llegar al puente que hay aquí antes de llegar aquí a Orosi, donde llaman Puente Negro, eso habían desecho allá por la montaña y iba a salir allá a Cartago, ahí era donde se iba a comprar uno lo que se comía, el comestible, se viajaba en caballo o en carreta.

Hasta el tiempo un señor que se llamó Aguilarcito, trajo una buseta con compuerta atrás, que bueno esa buseta según contaba mi papá cuando trepaba esa cuesta, se le reventaba tal vez la polea, lo que hacía era agarrar un mecate y ponerle el mecate como polea, abanico de enfriamiento, y así se iba para abajo y ese humarascal (risas), bueno yo que viví esa época me pregunto cómo vivirían mis abuelos, porque mis papás vivieron bueno parte de lo que vivimos los hijos y ellos, pero lo que fueron mis abuelos, eso no sé yo la verdad.

¿Qué son chumicos?

Son unas bolitas, es una mata que se cría, antes había por todas partes; ahora solo en la montaña, es como un garbanzo, solo que del tamaño de una bolinche (bolincha), eso se cría en una mata de enredadera, echan las vainas, hecha tres o cuatro chumicos cada vaina, eso se seca y luego se pone negro, negro, negro. Entonces eso lo jugábamos nosotros poniendo un círculo y una raya; ahí apostábamos cuanto íbamos cada uno y le dábamos con la bolincha y ahí hasta que terminara de sacar, el que tenía buen pulso, sacaba un montón y se lo embolsaba él; el que no tenía que poner otros, se ponían 10,15…20 chumicos por persona; y las mujeres, las chiquillas se dedicaban a jugar jackses o cromos, era muy bonito. Yo no cambio el tiempo de antes, yo sé que la tecnología está muy avanzada y ahora el que no tenga un tele es raro, anteriormente para cocinar se colocaban ladrillos y se le colocaba una lámina de metal con huecos y métale leña usted; y hasta que se hacían un cascaron a las ollas, eso que le llamamos hollín, eso de llevar tanto fuego. ¿Y quién iba a despegar  eso?, solo lo iban a lavar por dentro, parecían un carbón todas negras.

En cuanto a eso si, mucha pobreza, pero se comía muy bien porque todo era orgánico. Ahí no conocimos los químicos que hay ahora, nada de herbicidas, nada de químicos ni abonos.

¿Todo lo que ustedes consumían era cultivado por ustedes?

Sí, todo era natural, los chayotes tenían un buen sabor, las papas cuando las pelaban y lavaban hasta que se esponjaban, brillaban parecía azúcar y ese sabor de la papa sabroso.

Sembraba uno, porque yo soy agricultor también, a mí me gustaba sembrar desde pequeñito, yo limpiaba una parcelita y me hacía los frijoles, se veían tan buenos sin necesidad de echarles nada. Ahora desde que usted arregla un terreno tiene que echarle como un desinfectante a la tierra porque está contaminada, y así pueda nacer lo que siembra usted; y cada 8 o 15 días atomizar con lo que se tiene.

¿Usted se ha tenido que acostumbrar a eso?

Sí, ahora es diferente a aquí yo fui tomatero, sacaba bastante tomate de acá. Antes se tenía muy buena cosecha, ahora hay que echarle mucho químico para que se pueda rescatar algo; pero el sabor nunca va ser igual.

Aún recuerdo lo que era comerse una verdadera olla de carne, era una delicia.

¿Y aquí era lo único que se practicaba, la agricultura?

Si, había mucha caña de azúcar también. Cuando yo empecé a trabajar… que fue a los 12 años, que gracias a Dios saque el sexto año.

El patrón mío le ofreció a mi papa que me fuera a estudiar, el me regalaba la beca; colegio solo en Paraíso había; pero desgraciadamente vino un traspié de la familia, calló mi papá con un derrame y quedó impedido. Mis hermanos mayores se habían casado que eran mayores que mí, solo quedaba de mayor yo y otro mucho menor que yo.

Le dije a mamá que estaba viendo si iba al colegio o trabajaba para ayudarle, mamá me dijo que yo sabía, que de una manera se hacía. Decidí trabajar, mi primer salario fue de 12 colones por semana.

¿Cuántas horas trabajaba?

Nosotros por ser menores de edad, trabajábamos 6 horas nada más, no trabajábamos las 8 horas.

¿Y trabajaba de lunes a viernes?

No, de lunes a sábado. Si, eran 2 colones por día lo que me ganaba yo. Yo le daba toda la platica a mamá, ella se dejaba 10 y me daba 2 colones; pero con 2 colones yo compraba golosinas hasta decir basta, a montones porque era muy barato.

Ustedes están muy jóvenes y desearían como devolver el tiempo para vivir esa época que fue linda, linda, linda. Antes no había malicia de nada. Ya uno ve ahora que chiquitas en primer año del colegio hay que sacarlas por están con su barriga. Totalmente el tiempo se desordenó.

Bueno, yo trabajé de todo, estuve en un trapiche, la elaboración de caña de azúcar hasta verla en una tapa de dulce.

¿Aquí habían trapiches entonces?

Aquí habían 5 trapiches, uno estaba del puente negro, después esa calle que va para dentro, ahí había uno. Aquí en la finca que pasaron había otro que fue donde trabajé yo. En Palomo habían 2…. fui lechero, boyero...en fin todos los trabajos que he hecho y de último trabaje con el ICE en los túneles, para que nos pusieran la luz, fue muy bonito, de sorpresa cuando se alumbró todo, ya había claridad.

¿Qué diferencia hay de la economía de ahora con la de antes?

Bueno en el trabajo, yo logré hacer de todo, porque había también ganado, fui lechero, ordeñé vacas, fui boyero, halé bueyes, halé caña de azúcar, halé café para los beneficios, palié tapado porque anteriormente la asistencia de una finca era en el verano una palea, una raspa al centro, una palea al centro, al centro de las dos matas donde estaba, porque el café se sembraba cada dos metros, tanto de ancho como  entre mata y mata, ahora no, ahora se siembre más seguido y más angosto, entonces en el verano acostumbrábamos hacer un palea al centro para que le entrara el sol, se asolaría el terreno, después en invierno se le hacía a la mata para evitar la viragua.

La viragua viene de tanta lluvia porque Orosi era una zona de que habían temporales de veintidós días sin parar día y noche, día y noche, notros los que hemos trabajado en finca nos tapábamos con sacos, no con plásticos, ahora hay plásticos, hay capas, hay botas, éramos descalzos, en aquel tiempo éramos descalzos todos, nos amarrábamos una cáscara de banano, agarrábamos el pantalón, nos amarrábamos cáscaras de banano aquí (lo muestra con sus manos en una, hasta la mitad de la misma), como polainas para volcar la tierra, ir volcando la tierra y las paleas tapadas, entonces ahí le pegaba a usted el barro y no ensuciaba tanto la ropa, porque no podía ensuciar uno tanto la ropa, porque no había sol, no salía el sol, le digo eran veintidós días de lluvia día y noche, la ropa la secábamos en el humero, no habían cocinas, no había nada, sino que eran fogones, unos ladrillos de éste lado y otros de éste y se ponía una lámina de hierro con huecos, se hacían huecos con un cuchillo, a veces duraba uno, con un cincel, porque no había la tecnología que hay ahora, no había metabos, ni esmeriles, nada de eso y ahí se cocinaba y arriba se ponía un mecate con dos palos, pero gruesos y ahí se ponía la leña a secar, el calor del fogón secaba la leña nosotros llegábamos en la tarde y poníamos la ropa en el humero, a secarla para otro día, a veces no se secaba, a veces teníamos que poner la ropa húmeda y olorosa a humo (risas), no se le arrimaban los moscos  uno porque olía a puro humo, si era tremendo verdad, y era bonito porque no había droga, no había peligro, usted salía en la noche y a las seis de la tarde ya iba uno para la casa porque qué se quedaba haciendo, los negocios eran pulperías, donde vendían veinticinco céntimos de achiote, una libra de azúcar, eso se trataba por libras, lo vendían todo en bolsas de papel, todo era totalmente a la diferencia de aquel tiempo, todo cambió, ya ahora no, ya ahora todo viene empacado, ahora es por kilos, ya no es por libras, es como antes en la moneda, eran centavos, le decían a uno eso vale setenta y cinco centavos, ya uno sabía lo que eran setenta y cinco centavos, ochenta centavos, sesenta centavos, y después llegaron los céntimos, sesena céntimos, cincuenta céntimos, todo fue cambiando de tal manera de que el con ya no se ve nada,  ya hora la chapita más pequeña es de cinco colones.

¿Alguna anécdota que nos guste contar y que crea que no vuelva a pasar?

Historias en cafetales, que ahora casi no hay por tanta urbanización. También uno antes solo zapatos andaba los fines de semana, entre semana totalmente descalzos, se le hacía la piel a uno gruesísima, ya ni sentía las espinas.

¿La escuela como era?

Bueno, cada quien iba como Dios le ayudara, en ropa particular, no habían uniformes, nada de eso. Unos iban más aseados que otros, en la escuela no se fijaban en eso…

 Algo que ha cambiado mucho son los matrimonios, ya no se casan por amor. Ahora todo es desechable, se juran amor y a los  meses cada uno por su lado. Mis hijos tienen hijos pero no viven con sus ex-esposas, velan por ellos y son muy respetuosos, pero se criaron en otro ambiente.

¿Que tradiciones aún se conservan, más que todo religioso?

Aun se celebra el 19 de marzo, el día de San José. En esta iglesia lo que habían eran padres franciscanos, con vestido Carmelo y un cordón en la cintura.

Se siguen celebrando varias fiestas de la iglesia, la fiesta de San Isidro el Labrador, el mes entrante el Corpus Cristi, en fin.

Algo que ha cambiado mucho son los matrimonios, ya no se casan por amor. Ahora todo es desechable, se juran amor y a los  meses cada uno por su lado. Mis hijos tienen hijos pero no viven con sus ex-esposas, velan por ellos y son muy respetuosos, pero se criaron en otro ambiente.

¿Qué tan devota es la gente en Orosi?

Pues en semana santa, era una multitud de gente, los papas no lo dejaban jugar ni ir a bañarse al río, se hacían ayunos; se tomaba café a las 6 de la mañana y hasta las 12 se almorzaba.

Ahora hay menos gente y se han perdido muchas costumbres, pero aún hay fe. Cuando hay un difunto, la iglesia se llena de gente, aunque no se le conozca mucho, se le acompaña hasta el cementerio.

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